Alexander Blok nació en San
Petersburgo en 1880 en el seno de una familia noble y culta. Inicia los
estudios de Derecho, que luego abandonará para estudiar Filosofía e Historia.
Se enamora de Liubov Mendeléyeva hija del célebre químico Mendeléyev (que investigó
en la ley periódica de los elementos), y con ella se casa en 1903. Precisamente
su poemario Versos de la bella dama, de 1904, está dedicado a ella. Es autor de
otros poemarios como La máscara nívea
(1907), La ciudad (1908), Tierra en la nieve (1909) o Las horas nocturnas (1911). También es
autor de obras teatrales como La
desconocida (1906), La canción del
destino (1908) o La rosa y la cruz
(1913). Blok influirá en poetas como Ajmátova, Tsvetáieva, Mandelstam o
Pasternak. Inicialmente apoyó la revolución –con su controvertido poema Los doce (1918) originó una gran
polémica– para posteriormente renegar de ella. Muere en su ciudad natal en
1921.
Versos de la bella dama ha tenido varias ediciones. En la primera
de 1904 constaba de noventa y tres poemas numerados y, sólo algunos, titulados,
divididos en tres partes: Inmovilidad,
Encrucijadas –en ocasiones, publicada
como libro independiente– y Cuarto
menguante. Tras su poemario Ante lucem
y la colección poética Desde las
dedicatorias, este libro culmina lo que sería su primer ciclo poético
(otros posteriores serían el de Versos
italianos o el de Carmen). En
esta obra plasma varios temas fundamentales: el aspecto amoroso y la propia
imagen del poeta en tanto que caballero servidor de su dama, el apocalipsis
urbano, la desolación o el ocaso del ideal.
En la primera parte predomina la
claridad, la blancura: “el horizonte está en llamas. La claridad es
insoportable. / Espero en silencio, lleno de amor y angustia” (poema 2); “tú
eres blanca, imperturbable en las profundidades” (poema 4). Porque, desde “los
templos sombríos”, “espero a la Bella Dama”, la “solemne Esposa Eterna”; pues
con su espera anhelante busca dar sentido a su existencia. En el poema 7, Historia, declara: “Entre sueños de niebla, paso la noche / y la
tímida juventud de incontables quimeras. / La aurora se acerca. Huyen las
sombras. / Y Tú, Clara, brillante con el sol.” Presiente que ella llegará,
transfigurándose.
Mas la espera se prolonga, se
demora, mientras permanece en el mundo ideal e intemporal del caballero-poeta:
“Espero una llamada, busco una respuesta, / mas el silencio de la tierra
extrañamente se alarga” (poema 10). Y mientras tanto “la llama roja se apaga. /
Inesperadamente llegan los sueños” (poema 21). En su abstracción renuncia al
mundo, a los otros: “No iré al encuentro de la gente, / temo sus injurias y sus
elogios”, afirmando que “iré a la fiesta del silencio”. Y en su poesía con
voluntad de trascendencia –“espero la luz del universo” –, en su deseo de unión
con el todo, rechaza lo mendaz: “Todo lo que respiraba mentira / retrocedió
asustado” (poema 28). Al fin, escucha la voz iluminadora de esa mística esposa que
le responde: “Te espero, amado mío, / soy tu prometida y será tu esposa eterna”
(poema 48).
En la segunda parte aparece la
ciudad de San Petersburgo. Es el lugar de los encuentros y distanciamientos
amorosos; y también el símbolo de la sociedad real, con toda su modernidad, su
carga de crudeza e, incluso, miserias. En el poema 50, Engaño, describe con repeticiones semánticas y paralelismos el
espacio que va descubriendo: “Risa, chapoteos. Salpicaduras. Humo de fábricas”;
o “La mañana. Nubecillas. Humo. Cubos tirados.” Son entonces las fábricas, las
calles, las tabernas o, incluso, los prostíbulos los escenarios de sus versos:
“Muros de fábricas, cristales de ventanas”; “en cada muchacha hay una pecadora;
/ en cada idea, una alcoba”; “las prostitutas contonean en la plaza / sus
ardientes caderas” (poema 51).
La urbe va tomando un aspecto
apocalíptico: “La eternidad derramó en la metrópolis / un crepúsculo de estaño.
/ El borde del cielo está deshilachado.”
Y en ese medio el poeta se ve como un “monje negro”, mas también como
una figura burlesca, un arlequín (cita expresamente el nombre en el poema 61):
“Yo llevaba un traje viejo, / blanco y rojo, y una máscara. / Reía y hacía
muecas en las esquinas” (poema 59). Parece que el miedo acecha la cita y el
desencuentro: “Me aterra verme contigo, / pero más me aterra no verte. / Todo
me asombra, / en todo veo una señal” (poema 64), puesto que su tarea puede que
no sea sino una imposición inalcanzable del destino: “Toda mi vida es un
Mandato: / el Mandato de servir a la Inaccesible” (poema 72). Aunque también
alienta la esperanza de la llegada salvadora: “Pero en el último día /… / Él,
profeta sin ley, se levantará /…/ Entonces, entrará con forma de rostro / en la casa vacía, / y en el espejo sin
sombra / aparecerá la imagen del Llegado” (poema 69).
La tercera parte plasma el choque
con la cruda realidad de la urbe: “Contemplé la ciega obra de los hombres”;
“por doquier despertaban, gritaban, esperando a los mensajeros” [del
apocalipsis]; y alguien “comprendió que oscurecía” (poema 76). Incluso se hace
presente el derrumbe del ideal amoroso: “Iba corriendo y me caí, / cubierto de sangre
rodé /…/ me pareció verte agonizante, / cubierta de sangre, como yo /…/ ¿Es que
me he quedado solo?” (poema 77).
El poeta ofrece una visión
oscura, nocturna, incluso macabra (abundan términos como “tumba”, “noche
larga”, “palidez de nieve”, “monje triste y oscuro”). Predomina la presencia
del sufrimiento: “De día nadie se apiada de mí; / de noche, me compadezco de mi
dolor” (poema 86). O del mal que habita en su interior: “Sé que tú, Iluminada,
no recuerdas el mal / que luchaba en mi / cuando… / te acercaste a mi abismo”
(poema 90). ¿Quién le asistirá en ese tiempo del declive y el ocaso? “En la
hora en que se embriagan los narcisos /…/ alguien se acerca y suspira junto a
mí.” ¿Será Arlequín, o el tú de la amada, o una brisa? “Yo, payaso en la
fulgurante rampa, / surjo por la escotilla abierta”; y se retuerce, gira,
retumba, mientras su “dulce amiga” duerme “en el columpio de los sueños” (poema
92). Mas declara, al final, que “encontraremos un nuevo torbellino de visiones,
/ encontraremos la vida y la muerte” (poema 93).
Blok escribe este libro en su periodo simbolista. Por ello, construye el texto como una red de símbolos interconectados. Partiendo del fenómeno trata de acercarse a lo esencial, llegar a lo sublime mediante la belleza poética. Mas también asistimos en sus poemas a un combate lírico entre el Ideal y la fatalidad del Destino o el choque con la Realidad (primera parte frente a las otras dos). Por medio de la escritura libera su mundo interior y así surgen tanto paraísos ideales como visiones apocalípticas, destrucción y dolor. Los encuentros y alejamientos amorosos enmarcan un espacio dinámico y conflictivo que, junto a la confrontación con una realidad hostil, impulsan al poeta anhelante a intentar descifrar y comprender el misterio de la vida y la muerte.
Blok escribe este libro en su periodo simbolista. Por ello, construye el texto como una red de símbolos interconectados. Partiendo del fenómeno trata de acercarse a lo esencial, llegar a lo sublime mediante la belleza poética. Mas también asistimos en sus poemas a un combate lírico entre el Ideal y la fatalidad del Destino o el choque con la Realidad (primera parte frente a las otras dos). Por medio de la escritura libera su mundo interior y así surgen tanto paraísos ideales como visiones apocalípticas, destrucción y dolor. Los encuentros y alejamientos amorosos enmarcan un espacio dinámico y conflictivo que, junto a la confrontación con una realidad hostil, impulsan al poeta anhelante a intentar descifrar y comprender el misterio de la vida y la muerte.
© Copyright Rafael González Serrano
Un placer leer esta entrada. Me llegó a mi correo y entre. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu amable respuesta. Saludos también para ti.
EliminarMe encanta. Blok es realmente bueno, y tu comentario incita a indagar en su obra. Merecerá la pena leer sus "Versos de la bella dama", adentrarse en ese "...silencio, lleno de amor y angustia". Un abrazo. Ada
ResponderEliminarDesde luego, Ada, tiene excelentes poemas y versos muy meritorios. Me alegro de que mi artículo te motive a su lectura. Otro abrazo para ti.
EliminarExcelente post. Un placer leerte. Un saludo Graciela
ResponderEliminarTe agradezco tu amable comentario; espero que sigas con tus actividades culturales. Otro afectuosos saludo para ti
Eliminarexcelente
ResponderEliminarEscueto pero definitivo. Gracias.
EliminarCaro Rafael, mesmo sendo um admirador de muitos escritores russo como Dostoi]eévski, Thekhov, Tolstoi, entre outros, não conhecia Alexander Blok, até ler este excelente trabalho, que me serve de estímulo para conhecê-lo.
ResponderEliminarUm abraço.
Pedro.
Me alegro enormemente de que mi entrada te haya servido para tener conocimiento de un nuevo autor ruso, Alexander Blok. Muy agradecido por tus amables y estimulantes palabras. Otro abrazo para ti.
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