lunes, 30 de septiembre de 2013

Edward Lee Masters: Antología de Spoon River (1)

 
Tras seis meses de escritura constante e intensa, Edward Lee Masters (1868-1950) concluye su libro Antología de Spoon River en 1915. Veinticinco años después será el libro de poesía más vendido (setenta ediciones) y comentado (elogiado, entre otros, por el mismo Pound) de la literatura norteamericana contemporánea. A pesar la  popularidad y del rotundo éxito de ventas del libro, los críticos más formalistas  acusaron a Masters de prosaico por el uso, en muchas ocasiones, tanto del verso libre como de temas triviales o cotidianos.
Aunque en el título aparezca la palabra antología, no lo es en sentido estricto. Podría, eso sí, tomarse como una supuesta antología de las voces de multitud de muertos. Todos ellos pertenecientes a un lugar inventado, Spoon River (no existe como lugar real), que viene a ser un trasunto de la sociedad americana, pues en ese microcosmos puede verse reflejado todo el país entero.
Si bien su concepción fue un tanto torrencial, la obra está organizada con un sentido y una estructura definidos. En primer lugar –el grueso de la obra– están los epitafios; son doscientos cuarenta y cuatro pertenecientes a otros tantos personajes, que desarrollan, según los expertos, unas diecinueve historias entrelazadas por medio de los retratos de sus protagonistas. Luego vendría La Spoonniada, en la línea de los poemas épico-satíricos; y, por último, un Epílogo, que es un poema de un tono más trascendente.
La parte de los epitafios constituyen una biografía de ese imaginario lugar a punto de pasar de la condición de pueblo a ciudad (de ahí que en algunos poemas haya una atmósfera de nostalgia por un pasado, con referencias a los pioneros forjadores de la nación). Buena parte de los epitafios dibujan personajes borrachos, simples, fracasados, corruptos, delincuentes, estafadores, farsantes, desengañados, mas, al final, quizá como contrapunto, estarán los heroicos, generosos, iluminados, esforzados...
El primer poema, La colina, está concebido al modo proemio y trata el tema del ubi sunt. Se pregunta: “¿Dónde están Elmer, Herman, Burt, Tom y Charley, / el débil de voluntad, el fuerte de brazo, el payaso, el borracho, el de las peleas?”, para responder que “todos, todos están durmiendo en la colina”, es decir, muertos (lo mismo que otra serie de personajes femeninos). Las voces que irán apareciendo tras este poema introductor se rebelan contra los epitafios oficiales de su tumba para contar su verdad; por ello declaran “ahora que estoy muerto tengo que soportar un epitafio /grabado por un tonto” (Cassius Hueffer).
Entre las figuras poco ejemplares están Hod Putt, que es un bandolero y asesino ahorcado; Jack Mc Guire, que mató al jefe de policía y que se libró de la horca por un apaño; Harold Arnett, el suicida, se pregunta “¿De qué sirve arrancarse uno mismo del mundo, / si ningún alma puede escoger el eterno destino de la vida?”; Homer Clapp reconoce que “era uno de los tontos en la vida / a quien sólo la muerte trataría igual / que a otros hombres”; la desesperación hace a Nancy Knapp prender fuego a la casa o a Barry Holden matar con un hacha a su mujer; John Mc Church, apoderado de los Ferrocarriles Q, mediante trampas logra que sean rechazadas las reclamaciones; el Juez Somers dicta una sentencia injusta a sabiendas; Thomas Rhodes, presidente del banco, hace que culpen a un cajero de la quiebra; Adam Weirauch es un corrupto que vendió su voto; Lucius Atherton es el antiguo Don Juan del pueblo, decadente, y viviendo de la caridad; Whedon, director de periódico, refiere cómo, debido a su profesión, puede manipular la verdad y ostentar un poder intimidatorio; Anthony Findlay ha ascendido desde lo más bajo a la cima del poder y manifiesta que: “Tanto para un `país como para un hombre, /... / es mejor ser temido que amado”;  y así decenas de ejemplos.
Las relaciones conyugales son mostradas en su crudeza y desencanto. La mujer, Ollie Mc Gee, reprocha al marido que le “robó juventud y belleza”; éste, Fletcher McGee, afirma que “fue ella quien me quitó / la vida hora tras hora”. O, también al marido, Amanda Barker: “Desde el polvo proclamo / que me mató para satisfacer su odio”. Hay mujeres sin nombre, como La esposa de Benjamin Pantier que expresa su rechazo diciendo: “imagina... / que el único hombre con el que la ley y la moral / te permiten tener relaciones conyugales / es ese mismo hombre que te llena de asco”. Y Sarah Brown afirmará que “en el cielo no existe el matrimonio, pero existe el amor”.
La crueldad para con los diferentes se muestra en varios poemas. Minerva Jones, la poetisa del pueblo, dice ser “la irrisión de los patanes” debido a su físico, cuando en realidad “¡estaba tan sedienta de amor!” Su padre, Jones el indignado, reprocha la cruel burla a la que sometieron a su hija que la llevó a la muerte. Dorcas Gustine estará satisfecho por decir lo que pensaba a pesar de sus consecuencias, pues “el silencio envenena el alma”. Carl Hamblin cuenta cómo fue humillado por haberse atrevido a escribir un texto donde desvela cuál es el verdadero rostro de la Justicia. Y el chino Yee Bow sufre la violencia pues tratan de que abandone a Confucio por Cristo.
Hay personajes que intentan encontrarle un sentido a la existencia. Griffy el Tonelero: “Estáis hundidos en el tonel que sois cada uno: / tabúes y normas y apariencias... / ¡Rompedlas y deshaced el engaño / de pensar que vuestro tonel es la vida”. Conrad Siever va más allá de la vida, pues bajo la tierra sirve “para pasar con el cambio químico y el ciclo de la vida / a la tierra, y a la carne del árbol”. Más escéptico Schroeder el pescador: “Y yo digo que si hay en el hombre algo / –espíritu, conciencia, aliento de Dios– / que le haga diferente a los peces y los cerdos, / que me lo demuestren”. Y, más profético, Lyman King asevera que “con el tiempo verás al Destino acercarse a ti / bajo la forma de tu propia imagen en el espejo”.

© Copyright Rafael González Serrano

8 comentarios:

  1. Excelente entrada. Siempre se aprende en tu blog. Gracias. Un abrazo.

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    1. Gracias, Alfredo. Esta es la primera parte; aparecerá una segunda para completar la entrada. Otro abrazo para ti.

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  2. Rafael....interesante tus letras y blog....

    Recibe mis saludos desde Argentina

    un beso

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    1. Muchas gracias, Dolly. Sigue con tu apasionada "estrella".
      Un cariñoso saludo.

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    2. Muy instructivo
      hay que aprender de todo, con todo
      y con todos,
      en tu rincón siempre encuentro algo que desconozco.
      Un abrazo

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    3. Gracias María Teresa; me alegra poder descubrirte buenos libros. Otro abrazo para ti.

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  3. Me ha parecido muy interesante tu entrada de un poeta que desconocía y al que voy a intentar acercarme. Tus citas proporcionan una visión panorámica muy sugerente del mundo de este autor. He encontrado otra que me ha llamado personalmente la atención:

    "To put meaning in one's life may end in madness,
    But life without meaning is the torture
    Of restlessness and vague desire –
    It is a boat longing for the sea and yet afraid." "George Gray"

    "Poner sentido en la vida puede llevar a la locura
    Mas una vida sin él no es sino una tortura
    De continua inquietud y de vago deseo.
    Una barca anhelante de mar pero con miedo."

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    1. Efcetivamente Edward Lee Masters es un autor muiy interesante y su Antología de Spoon River un excelente poemario con una visión globalizadora sobre la existencia humana. Muchas gracias Luis por tu comentario y por la cita que le acompaña.

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