Giorgio Bassani nace en Bolonia
en 1916. Aunque era más célebre como narrador debido a los relatos de Cinco historias de Ferrara (1956), o a
la novela El jardín de los Finzi-Contini (1962),
fue también un notable poeta. Ya había publicado poemarios como Historias de los pobres amantes (1944) o
Te lucis ante (1947), cuando se editó
en 1972 Epitafio. Otras obras suyas en prosa fueron Detrás de la puerta (1964), La garza (1968) o El olor del heno (1972), pertenecientes al ciclo de las novelas de
Ferrara; y en verso, Con rima y sin ella
(1982), donde reunió todos sus libros de poemas publicados. Además, en 1984
recopila todos sus ensayos y textos críticos en el volumen Más allá del corazón. Muere en Roma en el año 2000.
A pesar de su actividad como
narrador, Bassani reclamó para sí mismo en múltiples ocasiones la condición de
poeta: “¿Quién era yo después de todo?… Un poeta.” “Yo nunca podría haber
escrito nada si antes no hubiera escrito Te
lucis ante. En cierto sentido, este es mi libro más importante.” Epitafio está compuesto simultáneamente
a los grandes títulos de de su ciclo La
novela de Ferrara. Puede decirse, en consecuencia, que prosa y poesía se
alimentan recíprocamente; de esta forma, la práctica poética le proporciona el
dominio del vocabulario, la habilidad metafórica y la facultad imaginativa a la
hora de construir sus historias.
Epitafio está compuesto por sesenta y seis poemas. Todos dispuestos
gráficamente por medio de una justificación centrada, lo que ofrece una
simetría, más visual que métrica o rítmica, respecto a un hipotético eje
central. Representación óptica –que nada tiene que ver con el caligrama, como
equívocamente se ha apuntado– sino más bien con una concepción personal de la
poesía plasmada en una figura armónica y equilibrada, como de poema
perfectamente esculpido, tal que si fuera la inscripción de una lápida
funeraria (a fin de cuentas, su título ya es muy revelador: “epitafio”). Formalmente
asemeja, pues, a una forma epigráfica.
Hay una gran variedad de temas en
las composiciones de Bassani, desde los políticos a los existenciales, desde
los morales a los cotidianos, pero, sobre todo, es fundamental el amoroso, tratado
desde varias perspectivas. El humor no deja de estar presente en sus poemas,
como cuando se burla de los críticos: “Con mucho gusto te daría / querido una
patada en el / culo // Pero ¿acaso / te / dolería?” (A un crítico); o cuando plasma, con obvio sarcasmo, la
transformación de los antiguos fascistas en ciudadanos respetables: “Los ex
fascistones de Ferrara / envejecen / algunos / de los que en 1939 / aparentaban
no reconocerme / cruzan me echan los brazos al cuello... / proponen... / el
ágape casero”, para así poder “conocer de una vez por todas / al compañero de
escuela... / al gran / novelista...” (Los
ex fascistones de Ferrara).
Los lugares del pasado, el tiempo
ido, el recuerdo de ellos, están también presentes en sus versos. En Rolls Royce rememora en un viaje en
coche su antigua ciudad, reconociendo viejos lugares, reviviendo pasadas
experiencias o a él mismo en su niñez, y al recordar ese pasado “me hubiera
gustado gritar alto”, pero el Rolls “volaba ya por anchas calles desiertas”.
También, aunque íntimamente ligado con el asunto amoroso, en Los mayores, hace un repaso –con cierta
ironía, mas también con nostalgia– de buena parte de su familia, tanto de los
aún vivos como de los “desaparecidos hace varios decenios”.
La existencia ligada al
transcurso del tiempo inexorable se refleja en poemas como Isla Bisentina: si una voz ajena le asegura que “para morir / en el
fondo siempre hay tiempo”, él lo cuestiona: “y si de verdad lo hay / siempre /
entonces ¿cuánto / hay?” En Las leyes
raciales, en referencia a las promulgadas en 1939 contra los judíos –y él y
su familia lo eran–, la magnolia constituye un símbolo de la superación en el
tiempo de los designios políticos, mas también de la incertidumbre de su
crecimiento, “como quien de improviso no sabe llegado / al término de un viaje
larguísimo / qué camino seguir qué / hacer”. La vida y la muerte se hallan ciertamente
presentes en poemas como Carta donde,
ante la vista del cadáver de un suicida con quien ha hablado la noche anterior –cuerpo con quien se identifica– se interpela
“¿no eras tú pues / alma mía / la que ya
me recordabas?”
Sobre el sentido de la escritura
y su relación con la vida escribe también algunos textos. Como en el poema En broma y por juego, donde elabora una
especie de irónica poética: “Yo estas poesías he empezado a escribirlas / por
puro juego sólo para mí / desde el principio he juntado sílabas siempre he
jugado ya distante / con mi sangre y con mi semen”. O cuando se cuestiona si la
constante dedicación poética –o a la creación literaria– no dilapida, por otro
lado, la existencia: “Era a la Poesía a la que aspirabas con / P mayúscula y
todo y a ella / sólo // ¿Tu vida? Esa
también tú te / la has bebido” (En
memoria).
Pero los poemas amorosos
predominan en el conjunto del libro. Unos plasman el desencanto, el
acabamiento; mientras que otros son un gozoso canto esperanzado. En el poema A una amiga expresa con crudo cinismo el
total vacío, la nada más elocuente, tras el momento posterior a una relación
sexual: “Me decías / tendida cuan larga eres /... / que soy un egoísta
egocéntrico /... / que conmigo so se puede hablar /... / De acuerdo querida
pero perdona / ¿cómo / podría ser de otro modo?” Y la consunción del amor protagoniza
No no echaré: “No no echaré nueva
leña / al fuego dejemos / que la leña que ya hay se consuma poco a poco / que
la llama se transforme poco a poco en brasa /... / y tú y yo callados /... /
mirando / apagarse al final también, esa”.
En La Porta Rosa, rememora el lugar donde se establecieron los
antiguos aristócratas griegos –alejados de los plebeyos aborígenes–, y bajo
ella, el poeta está en disposición de transitar hacia la fusión con la amada,
pues en esa puerta es “donde soy joven y bello y puro / aún / ahí el dueño y
señor exclusivo para siempre el único / Rey”. Una hoja de periódico baila en Vals hasta convertirse en “fango
informe”; imagen del invierno rápido –contrario al largo que iba desde el niño
al hombre–, y tras el cual seguirá la primavera donde se encuentra ella, a
quien le susurraba “no temas si tanto
has / amado de nuevo y más aún en breve / amarás”. Y en el ya mencionado Los mayores. al hilo de esa especie de
ajuste de cuentas familiar –a la par que recordatorio nostálgico de las etapas
de su vida–, al lado del cuerpo yacente de la amada, a punto de vencerse al
sueño, lo que realmente desea es “volver a tenerte a ti ante / los ojos y a ti
sola que respiras en paz ahí / al lado”.
Bastantes poemas llevan por
título el del primer verso; también todos carecen de signos de puntuación
–puntos, comas–, marcando la separación entre estrofas por dobles espacios o
inicios en mayúscula. El lenguaje es abierto, directo, franco, incluso puede
resultar en ocasiones crudo u ordinario; claramente entendible sin necesidad de
acudir a claves para explicitar un sentido críptico. De esta forma, sus poemas
resultan un tanto duros –sin carecer por ello de persuasión lírica–. Su poesía
es voluntariamente prosaica, libre de adornos barrocos al eliminar todo
elemento superfluo (incluyendo, como se ha dicho, la puntuación, o empleando
sólo la adjetivación precisa), originando así unos textos que, por
fragmentarios que sean, no dejan de ofrecer una unicidad creativa que plasma
la concepción personal de Bassani tanto
de la existencia como de su propia producción literaria.
© Copyright Rafael González Serrano
Buen trabajo, sí, señor
ResponderEliminarGracias por tu amable repuesta, Mª Ángeles. Un saludo.
EliminarDesconocía este inclinación de Bassani. Realmente, lo que me atrajo de él fue su Jardín, sobre todo a partir de que comencé a trabajar sobre la poesía a que dio lugar el Holocausto. Un gran trabajo el que has hecho.
ResponderEliminarQuede aquí mi gratitud.
Gracias a ti por valorarlo, Carlos. Y sí, ya me lo han dicho más personas: también desconocían la labor poética de Bassani. Es cierto que lo más conocido era El Jardín... y el ciclo de La novela de Ferrara. Un saludo.
Eliminar"Volver a tenerte a ti ante/ los ojos y a ti sola que respiras en paz ahí/ al lado". Qué buenos estos versos. "Qué bueno", como diría Raúl Zurita. Y qué buen comentario.
ResponderEliminarAda Soriano
Gracias, Ada. Sí, son versos anhelantes y esperanzados. También tú aprecias muy bien el contenido de las obras en tus comentarios. Un abrazo.
EliminarRafael, conheci Giorgio Bassani não em livro, mas por meio do cinema, que adaptou a sua obra “O jardim dos Finzi-Cotini”. Gostei do filme (mas não posso dizer que a adaptação foi boa, pois não li o romance). Não li nenhum livro dele de poesia.
ResponderEliminarUm abraço. Pedro.
Pues sí, Pedro, Bassani es conocido sobre todo por El jardín de los Finzi Contini (del que efectivamente hay versión cinematográfica), pero veo que se desconoce bastante su faceta poética. Otro abrazo para ti.
EliminarViejo metete un tiro, dms largo es, weon culeado
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