Al igual que Giorgio Bassani,
Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, 1908) es más conocido como narrador que
como poeta. Así son célebres sus obras De
tu tierra (1941), La playa
(1942), Feria de agosto (1944), El camarada (1947), La casa en la colina (1948), El
bello verano (1949) o La luna y las
fogatas (1950), entre otras obras narrativas, aparte de su diario, póstumo,
El oficio de vivir (1952). Mas su
obra precisamente comienza con la publicación en 1936 del poemario Trabajar cansa. Luego seguirán otros como
La tierra y la muerte (1946) y Vendrá la muerte y tendrá tus ojos,
también publicado póstumamente en 1951. Pavese se suicidará en 1950 en Turín.
La primera edición de Trabajar cansa (Lavorare stanca) data de 1936; se publica en Florencia con un total
de cuarenta poemas. En 1943 Pavese vuelve a dar a la imprenta el libro ampliado
sustancialmente. Serán ahora setenta los poemas y estará dividido en seis
secciones conforme al título de un poema de cada una: Antepasados, Después, Ciudad en el campo, Maternidad, Madera verde
y Paternidad. Los temas que se
plasman en estas partes son la soledad como una condena vital, la falta de
comunicación, el campo como espacio mítico, el deseo y nostalgia de la mujer, la figura del exiliado,
etc.
La primera sección consta de once
poemas. Desde el primer poema, Los mares
del sur, aparece el tema del parentesco: “Caminamos una tarde por la ladera
de un cerro, / en silencio. En la sombra del tardío crepúsculo / mi primo es un
gigante vestido de blanco, que se mueve pausado, con faz bronceada, /
taciturno.” Refleja la admiración por su primo, marinero y, por tanto, viajero.
En Antepasados describe la figura de
algunos de ellos, cuyo ideal no era sino “vagar por las colinas, / sin mujeres,
llevando las manos cruzadas a la espalda.” La amistad también está presente,
como en el poema Gentes sin arraigo,
en donde tras afirmar “hemos visto demasiado mar”, se representa a sí y a su
amigo bebiendo y soñando con escenas alegres –y no exentas de erotismo–,
“podremos encontrar entre viñas / alguna moza morena y /… / comer algo de su
uva.” El drama está presente en Luna de
agosto donde una mujer se halla impotente ante el cadáver de su marido,
mientras “la tierra, oscura, se baña en sangre.” La noche, que cierra la sección, es un poema donde recuerda la
calma y serenidad de una noche estival de su infancia.
La segunda parte agrupa quince
poemas. El tema fundamental es el de la mujer y cómo concibe Pavese su relación
con ella. En el poema Encuentro
imagina una mujer ideal –“nunca pude
aprehenderla: su realidad / se me escapa”–, para concluir: “La he creado desde
el fondo de todas las cosas / que me son más queridas y no alcanzo a
entenderla.” En Tierras quemadas
recuerda, desde su confinamiento, con nostalgia a las mujeres de Turín. Varios
poemas, como Dos cigarrillos o Pensamientos de Deola, las figuras que
evoca son las de diversas prostitutas, cada una con sus pensamientos y sus
historias, mas con la indiferencia ajena y la soledad, fruto quizá de la
independencia: “Estar sola, si le place, /
por la mañana y sentarse en el café. Sin buscar a nadie” (Pensamientos de Deola). En Después recuerda a su amante –“mi
compañera estaba tendida junto a mí /... estábamos desnudos”–, entre la alegría
por la grata y sensual experiencia y la esperanza de la próxima cita: “Si
queremos, podremos encontrarnos.”
Diecinueve poemas constituyen Ciudad en el campo. Los motivos de estos
poemas son el trabajo, los trabajadores, los artesanos, mas también algunos
personajes marginales (borrachos, mendigos), o niños campesinos desorientados
en la ciudad. Presenta con sobriedad y sin implicación emocional a estos seres,
mostrando la indiferencia de cada uno hacia los demás, y haciendo hincapié en
la soledad esencial de cada cual. Los borrachos protagonizan los poemas El tiempo pasa o Indisciplina, donde el personaje avanza pos la ciudad ante el
rechazo de los otros y la indiferencia de la naturaleza. El desinterés hacia
los demás de las personas que transitan por la calle está presente en Atavismo. En Trabajar cansa, describe a un hombre que atraviesa una plaza y que
toma conciencia de estar solo preguntándose “¿Vale la pena estar solo para
seguir siempre aún más solo?” Siente dentro de sí que debería formar pareja con
una mujer pues, aunque callejease, “estaría la casa / donde está esa mujer y
valdría la pena.” Frente al tono general de la sección –triste e, incluso, amargo–
en Retrato de autor el poeta se identifica
con un vagabundo y adopta una postura más cínica: su compañero ha conseguido
cena y fuma la colilla que le da un mozuelo al que “pongo la zancadilla.”
En Maternidad –del poema cuarenta y seis al cincuenta y cinco– cuenta historias
de mujeres y madres que se han sacrificado por sus hijos. El tema general de
esta sección es el amor que une a mujeres y hombres en diferentes
circunstancias y con visiones que, en ocasiones, difieren. En Una temporada, Pavese relata la historia
de una madre que ha parido varios niños y que se ha consumido: “con los años,
hasta ella, / que nutrió otros cuerpos, se ha encorvado y quebrado”; y en Maternidad,
un hombre recuerda a la mujer “que esparció sangre suya / dentro de cada hijo y murió del tercero.” En
Un recuerdo no hay hombre que “logre
dejar huella / en esa mujer” que sonríe sola con “su más ambigua sonrisa al
andar por la calle.” Y en Placeres
nocturnos, más optimista, expresa el amor –“un calor nos revolverá la
sangre”– que le entrega su mujer al hombre que llega a casa, y que le infundirá fuerza y valor.
Los siete poemas que constituyen Madera verde versan sobre temas políticos
y sociales. Tratan, en general, sobre las injusticias y desigualdades que
sufren los trabajadores. En Exterior
ofrece la historia de un muchacho que, frustrado por el trabajo en la fábrica,
decide abandonar ese trabajo. También la huida aparece en Fumadores de papel, donde un joven llega a la ciudad “para labrarse
un porvenir”, mas sólo encontrará “injusticias por doquier.” En Disturbios, tras el levantamiento de
algunos obreros, acontece el drama: “El muerto está retorcido y no mira a las
estrellas.” En algún poema recuerda su confinamiento en un pueblo calabrés; así
en Palabras del político, aunque el
tono es de alegría por todo lo que va descubriendo: los peces, las hermosas
mujeres, las viñas…
Por último, ocho poemas
constituyen el apartado de Paternidad.
Están escritos durante su confinamiento (a pesar de no ser un militante político
activo, fue desterrado por actividades antifascistas). El tema es la distancia
–y la añoranza– de su Piamonte natal. La angustia y el dolor por su exilio se
ejemplifican en poemas como Paternidad
o Estrella de la mañana (“nada hay
más amargo que el amanecer de un día / en que nada ocurrirá.”). Además, en el
primero plasma la dualidad del mar: generador de trabajo y sustento para los
pescadores mas –frente a la genésica y femenina tierra– símbolo de la
infertilidad y, por tanto, de la soledad: “hombre solo ante el inútil mar”; o
“el hombre que conoce todo el tedio del mar.”
Interesado más por la situación
humana de dolor, desamparo, incomunicación, o la angustia existencial –sin
olvidar la injusticia– de los personajes que pueblan sus composiciones –elementos
que transitan igualmente la voz del propio poeta– queda confirmado que los
motivos del aislamiento y la soledad, la nostalgia de un tiempo pasado y un
lugar, el sexo y la vida, son esenciales en la poética de Pavese. Con un tono
sencillo, un verso generalmente largo y un estilo directo, sus poemas están
fuertemente ligados a la vida cotidiana, a todas las incertidumbres y
complejidades de la misma, sin renunciar a los instantes que la misma pueda
ofrecer de transitorio goce y plenitud.
Comentario final: La edición efectuada por Visor de las Poesías completas de Pavese presenta relevantes deficiencias. Primero, no ofrece una versión bilingüe (el original no es un texto de complicada tipografía); en segundo lugar, el libro Trabajar cansa se presenta como una mera lista continua y descontextualizada de poemas mezclados sin atender a la clasificación original por secciones; y, por último, el libro carece de prólogo o presentación, notas explicativas, etc., donde aclarar, por ejemplo, por qué se ha escogido una edición –por muy hecha que esté por Italo Calvino– sin secciones y con más de cien poemas (cuando la de 1943 contaba con setenta).
© Copyright Rafael González Serrano
Comentario final: La edición efectuada por Visor de las Poesías completas de Pavese presenta relevantes deficiencias. Primero, no ofrece una versión bilingüe (el original no es un texto de complicada tipografía); en segundo lugar, el libro Trabajar cansa se presenta como una mera lista continua y descontextualizada de poemas mezclados sin atender a la clasificación original por secciones; y, por último, el libro carece de prólogo o presentación, notas explicativas, etc., donde aclarar, por ejemplo, por qué se ha escogido una edición –por muy hecha que esté por Italo Calvino– sin secciones y con más de cien poemas (cuando la de 1943 contaba con setenta).
© Copyright Rafael González Serrano
Recuerdo especialmente los versos del titulado "Mujeres apasionadas". Me encantó ese poema. Un día de estos, volveré a leer "Lavorare stanca". Un abrazo. Ada
ResponderEliminarEspero que lo hagas, Ada; es muy estimulante. Gracias como siempre por seguirme. Otro abrazo.
EliminarQué bien, Rafael, que nos traigas al Pavese poeta. Te agradezco también el comentario final, con esa aclaración sobre la edición de Visor tan distante a la edición original. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias como siempre, María José, por comentar mis entradas. Sí, el Pavese poeta también tiene bastante interés. Lo de la edición... pues, las deficiencias de algunas ocasiones. Otro abrazo.
EliminarRevelador acercamiento a un autor injustamente postergado por estos lares.
ResponderEliminarSaludos.
Postergado como poeta pues ha sido bastante editado como narrador (Bruguera lo editó casi todo, aunque hace ya tiempo, es cierto). Gracias por tu comentario. Otro saludo.
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