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martes, 27 de septiembre de 2016

Sobre contadores, mapas y banderas

–¡Caramba! ¡Cómo me has dejado el cuerpo!
–A qué te refieres.
–Pues a que me has llenado de todo tipo de ¿gadgets, se dice?
–¡Ah! Te refieres a los contadores.
–Sí; y de todo tipo.
–¿Y te quejas ahora? Si ya llevas varios meses con ellos encima.
–Cuando tengo oportunidad de que mis reclamaciones salgan a la luz. O sea, ahora con esta entrada.
–Bueno; quise probar varios productos que ofrecían la posibilidad de informarme de las visitas que recibía; perdón, que recibimos. 
 –¿No era suficiente ya con mis propios intestinos?
–Sí, ya sé que dispones de un sistema interno para contar las visitas.
–Y, ¿entonces?
–Ya te digo que quería ver otras opciones.
–Y, ¿te ha servido de algo?
–Pues…
–¡Huy! Cuando tú mismo dudas.
–Es que, efectivamente, hay muchas y significativas diferencias de una herramienta a otra.
–Como cuáles.
–En lo cuantitativo. Mientras que el primer contador de visitas que había –el más sencillo– marca una cifra, el nuevo que incorporé da otra.
–Yo también tengo un contador interno, ¿también difieren con el mío?
–Sí, ya sé que lo tienes. Pues mientras que entre el tuyo y el más antiguo la diferencia es inapreciable, con el nuevo el décalage es mucho mayor.
–Vamos, el desfase o la diferencia, no me seas pedante.
–Como quieras. Pero, efectivamente, en la actualidad hay cerca de ochocientas visitas de desajuste. Coincidieron en los 53543, pero luego el goecontador –que así se llama– siempre ha ido marcando menos.
–Y no contento con el geocontador, encima, me metes un contador de banderas y otro de mapa de visitas.
–Sí, para que hubiera de todo. Pero también hay diferencias significativas.
–¿También hay gaps, por seguir políglotas?
–No sólo eso. Por ejemplo, ambos captan que hay una entrada nueva: algo exótica –de Benin o Singapur– pero no las que en tus tripas aparecen de China o Ucrania, bastante más normales, ¿no? Incluso, había veces que no registraban entradas de Rusia, cuantiosas en tu interior.
–No será que no registran lo que no consideran visitas reales: las que son fruto de robots, las debidas a los programas llamados bots.      
–¡Anda! ¿Y tú como sabes eso?
–Porque para algo mis tripas son informáticas.
–Pues precisamente es en tus “tripas” donde había, a lo mejor, cien visitas de China, o doscientas de Rusia, y no aparecían en los nuevos contadores. Así que es a ti a quien le cuelan un montón de visitas falsas.
–Yo no puedo hacer nada; habría que preguntarle a Blogger qué hace para defenderme; si es que hace algo.
–Lo que no comprendo es la intencionalidad de esas visitas masivas. Porque ni me van a sacar los cuartos, ni a promocionarme ningún producto; y no les voy a hacer ni caso.
–En realidad ni siquiera son visitas, porque no registran entradas: se meten en la página principal pero no para ver un post, sino que provienen de una serie de webs a las que le interesa referenciarse.
–Pues ni caso. Oye, ¿y tú cómo sabes todo esto que me estás contando?
–Porque ya te digo que estoy un poco al tanto de este mundillo, y no como tú que con tus “cultas” entradas ya tienes bastante; vives en tus “profundas lecturas” e ignoras toda esta realidad más prosaica.
–Gracias por la ironía, pero también –debido a esos denostados contadores– de algo me voy enterando.
–Aunque tanto instrumento me parece que te sirve más bien para liarte.
–No; no te creas. Al hilo de lo que hablamos voy cayendo en la cuenta de que sí hay alguna herramienta que sirve para informarme no sólo del lugar, la hora, sino también si de verdad visita una entrada concreta. Lo de las estadísticas, es lo de menos: ¡qué más da diez que cien!
–Pues, hala, a disfrutar de los gadgets; y espero que, aunque despacito, vayas aprendiendo algunas cositas de este medio.
–¡Huy! Y, con tu inestimable ayuda, sabré más; sin duda.
–Menos guasita, ¿eh?
–Hala; hasta otra, mi querido y suspicaz compañero.  

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