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sábado, 25 de mayo de 2013

Rafael González Serrano: Siempre la feria

En una feria del libro –cualquiera podría valer–, un veterano escritor reflexiona, al hilo de su encierro en una caseta de “dimensiones casi palaciegas”, sobre la vida literaria; irónico discurso que sirve para poner en solfa muchos aspectos de ese mundillo.
Mas no se trata simplemente de una crónica mordaz, una sátira paródica o un ensayo disfrazado de ficción, sino de la puesta en marcha de un proceso mediante el cual se iría gestando la narración, de tal forma que la escritura y el resultado se identificasen.
Hay, por tanto, en el texto mucho de representación escénica, de referencias reales o fingidas, de alusiones que se citan y divergen, de disfraces manifiestos  o implícitos, generando un burlón juego de espejos que refleja lo que es o lo que parece ser. Todo ello favorece una lectura abierta y plural, libre de interpretaciones mecánicas o previsibles esquematismos.

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